En Septiembre tuve la suerte de asistir a la mejor boda a la que he ido nunca, difícil de describir a lo que no estuvieron allí. Se casaba mi tía «la loca» con Marzio, un uruguayo guapo ;). Lo mejor de todo fue que nos juntamos toda la familia en un hotel de Mazagón para nosotros durante el fin de semana y que todo el mundo (TODO) tuve su participación en la ceremonia o la fiesta. Al final, consiguieron que fuera NUESTRA boda, no solo la suya. Y como muestra un botón, este poema se leeyó durante la ceremonia del viernes en la mezquita de Almonaster La Real.
Y hasta puedo decir
¡Soy marinero!
como el marino consecuente
que ya por pertenencia
y amor, si se quiere,
regresa al agua cual tiempo hubiere.
He navegado espejos
entre brisas y ciclones.
He nadado tibiezas
entre olas y ventarrones.
Casi ahogado,
y hasta sumergido,
en aguas que de duras sales han sabido.
Y como el viejo marino
reanudo siempre el levar de anclas
para adentrarme al agua
con el solo amor como bandera.
Que hasta hoy puedo decir
¡Soy marinero!
En el mar del agua que se hizo mujer
aquél día, en donde no había ya días,
ni soles y menos aún aguas,
en un paisaje no dibujado,
un tiempo no esperado,
bajo un reloj de moro semblante
que crujió agujetas,
al pasar de tal cristalina presencia.
Me hice pez y marino,
timón, casco y vela.
Me hice todo lo que fuera
que navegase su cristalino cielo.
Que hasta hoy puedo decir
¡Soy marinero!
Y en Aguabel navego
el devenir que me aprisiona
en sus cauces, sus mareas,
sus costas, sus cascadas,
sus remolinos, sus nevadas…
Mujer mi hembra
Mi amiga amada
Yo el viejo marinero
Y tú,
Toda mi agua…
Marzio Girola/2007
Pd: Se ha creado hasta un grupo en Facebook para los fans de la boda.